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Medellín, Antioquia
La labranza de conservación es un conjunto de buenas prácticas que buscan la menor remoción posible del suelo mientras ayudan a mantener su cobertura con material vegetal. Existen tres tipos: labranza vertical, labranza superficial y labranza cero o siembra directa.
Según la “Guía técnica para la difusión de tecnologías de producción agropecuaria sostenible”, documento del Ministerio de Agricultura y Ganadería de Costa Rica, los diferentes tipos de labranza que pueden aplicarse en distintos cultivos como granos, hortalizas, frutales y otros.
El texto explica que la labranza conservacionista es una respuesta a varias prácticas inadecuadas en la preparación del suelo, e incluyen la eliminación y limpieza de los restos de las cosechas anteriores y la apertura de los surcos con equipo con discos para voltear la tierra.
A diferencia de la labranza convencional, con aquella se afloja solo la capa arable, se mantiene la cobertura sobre la superficie del suelo y se provoca menor pulverización. A continuación, se describen tres técnicas de labranza conservacionista.
Labranza vertical:
Consiste en fracturar el suelo en su perfil y romper solo la capa arable, con el fin de incrementar la capacidad de infiltración, promover la penetración de raíces y reducir el escurrimiento superficial del agua.
Con este tipo de labranza no se invierte el suelo y hay menor descomposición de la materia orgánica y pérdida de humedad. Para trabajar el terreno, se usa el arado de cincel y el palín mecánico, con los que se afloja sin volcarlo, dejando parte de la vegetación sobre la superficie.
Los arados de cincel tienen 2 o 3 hileras de cinceles curvos, que permiten realizar el arado del suelo se realiza en forma paralela a la curva de nivel, a una profundidad de trabajo variable, entre los 2 y los 30 cm. También puede hacerse con tracción animal.
Labranza superficial o reducida:
Se realiza al cultivar toda un área de suelo, pero con la eliminación de una o más labores, en comparación con los sistemas convencionales de labranza.
Incluye diversas prácticas, como el uso de la rastra de discos o cultivadora o el uso del arado de cinceles o cultivadora. Otra opción es utilizar solamente un azadón para preparar el terreno. También se reduce el uso de combustible, de equipos y de tiempo de trabajo.
Debido a la roturación del suelo, las condiciones de germinación de las semillas son mejores que en labranza cero y el control de la vegetación natural puede desarrollarse de distintas formas en comparación con labranza cero. Esta práctica es aplicable en terrenos con cierta pendiente y en terrenos de poca extensión.
Siembra directa o labranza cero
La siembra se hace directamente en el suelo, sin labranza previa. Puede hacerse con maquinaria especializada o con el método tradicional de siembra al espeque (la vara de madera con punta), preferiblemente con macana para evitar la compactación del suelo.
En terrenos de ladera debe combinarse con otras técnicas como la siembra en contorno y manejo de coberturas, incluyendo el acordonamiento de materiales desechados en algunos sitios del terreno de cultivo, lo que reduce la escorrentía sobre el suelo.
Así disminuye el efecto directo de las gotas de lluvia y de la escorrentía sobre el suelo, lo que reduce la erosión y mejora la infiltración. El suelo en labranza cero es menos susceptible a la erosión eólica. Además, protege los microorganismos del suelo.
Una vez que se realiza la cosecha del cultivo, el terreno se deja descansar por un período de 2 a 4 meses. Posteriormente se realiza la siembra del cultivo siguiente. Esta práctica es aplicable en cultivos de fríjol (siembra tapada) en terrenos de pequeñas parcelas.
Esta siembra no es apta para suelos degradados o severamente erosionados, susceptibles a compactación o mal drenados o arcillosos porque se dificulta la germinación de la semilla.
El mantenimiento de la labranza cero a mediano plazo depende de un buen manejo integrado del terreno. Lo más importante es evitar el establecimiento de vegetación natural agresiva y de plagas, lo que se puede lograr a través del uso de cultivos de cobertura y de rotación de cultivos.
Costos:
La labranza conservacionista reúne una serie de prácticas que contribuyen con la sostenibilidad del suelo como un recurso productivo. Permiten un menor uso de equipo y herramientas menos costosas (palín mecánico, arado de cincel), en relación con la labranza convencional.
También permiten reducir la cantidad de insumos para la producción, como agroquímicos, combustibles y energía. Las técnicas de labranza conservacionista tampoco requieren de mano de obra especializada.
AUTOR-FUENTE.
CONtexto ganadero.
https://www.contextoganadero.com/agricultura/como-hacer-labranza-conservacionista-y-cuales-son-sus-costos
Autor: Daniel Correa Villada
Antioquia, Colombia
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