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Ibagué, Tolima
Es de conocimiento público que los efectos de la agricultura convencional, por el uso constante de maquinaria y grandes cantidades de insumos de químicos de síntesis industrial, causan perdida de la fertilidad de los suelos, induce un ineficiente uso del agua, facilitan el incremento de plagas y enfermedades, aumenta los costos y afecta los ingresos de los productores. Aunque estas conclusiones se refieren específicamente al Valle Cálido del alto Magdalena, en donde AGROSAVIA adelanta la investigación sobre este tema, se supone que en otras regiones de nuestro país ocurren efectos muy parecidos por la misma causa, esto sin atrevernos a ir más allá de nuestras fronteras.
En ese contexto un equipo de investigadores de AGROSAVIA en el Centro de Investigación Nataima, liderado por Omar Montenegro Ramos, está generando alternativas que faciliten implementar la agricultura de conservación, la cual se basa en tres principios fundamentales: mínima disturbación del suelo (labranza mínima o labranza cero), uso de coberturas y rotación de cultivos; en atención a que dos de estos principios obedecen en buena parte a una decisión del productor; los investigadores han dedicado su trabajo fundamentalmente a identificar las mejores coberturas y a definir las alternativas de manejo más recomendadas.
Esta estrategia pretende disminuir o evitar la degradación física generada por la erosión, compactación, encostramiento o sellamiento superficial del suelo, pérdida de la capacidad de retención de humedad, acidificación, salinización, y pérdida de materia orgánica, lo cual, ocasiona disminución de la biodiversidad y baja actividad biótica, por disminución de poblaciones de micro y meso flora y fauna del suelo. El uso de coberturas, la disminución de la labranza y la rotación de cultivos no solo contribuyen a corregir los efectos físicos sino también mejoran los contenidos de nutrientes y en especial recuperan y estabilizan el componente biológico del suelo.
El grupo de investigación teniendo en cuenta las condiciones agroclimáticas del valle cálido del alto Magdalena, ha identificado, probado, caracterizado, multiplicado y conservado varias especies de plantas en las que se ha encontrado un interesante potencial como coberturas o abonos verdes. De las muchas alternativas trabajadas finalmente se seleccionaron 12 especies, las que se usaron como coberturas y se establecieron de forma previa a la siembra de cultivos como algodón, maíz, arroz y soya, obteniendo resultados muy positivos en el rendimiento del cultivo.
Adicionalmente, se evidenciaron efectos importantes en el suelo, entre los que se cuenta el incremento de la Materia orgánica, la regulación de la evaporación, reducción de los procesos erosivos, además, las coberturas controlaron notoriamente las arvenses (malezas) y contribuyeron con el rompimiento de los ciclos de plagas y enfermedades; también se evidenció mayor biodiversidad multifuncional asociada a las características de un suelo vivo, lo cual constituye el motor de los sistemas agrícolas productivos. Como valor adicional, algunas de estas coberturas pueden ser usadas como forraje para alimentación animal y como mejoradores de suelo.
Solo por mencionar dos detalles de la investigación les contaremos que el asocio entre leguminosas y gramíneas utilizadas como cobertura o abono verde, la crotalaria (Crotalaria juncea) más sorgo forrajero Corpoica JJT-18 y asociación sesbania (Sesbania exaltata) más sorgo forrajero Corpoica JJT-18 son las combinaciones de mejor comportamiento para la zona, dado su rápido crecimiento, producción de biomasa y aporte de nutrientes. El uso de abonos verdes Crotalaria júncea y sorgo forrajero Corpoica JJT-18 afectó positivamente la producción de arroz, obteniéndose rendimientos superiores a los alcanzados por el testigo.
Analizando todas las ventajas, evidentes de la Agricultura de Conservación, será crucial para alcanzar en el mediano plazo sistemas productivos sostenibles y climáticamente neutros, equilibrando las emisiones de carbono con la captura y fijación del mismo a través de los sistemas de cobertura y la no remoción del suelo, así mismo la reducción de óxido nitroso (N2O) al disminuir el uso de fertilizantes nitrogenados, constituyéndose en una importante estrategia para aportar en la mitigación del cambio climático, sino también para reducir el uso de insumos, Señaló el Dr. Montenegro cuando consultamos su opinión; “La idea es que de aquí al año 2030 se reduzca en un 50 % el uso de productos fitosanitarios y en un 20 % el de fertilizantes. Ya hay estudios que constatan que en la Agricultura de Conservación se reduce el uso de fitosanitarios hasta en un 60 %, y en el agua de escorrentía, se minimiza el contenido de fertilizantes como nitrógeno y fósforo”, añade el investigador.
Si usted está interesado en conocer más información sobre este proceso de investigación comuníquese con el Centro de Investigación Nataima.
AUTOR-FUENTE.
AGROSAVIA.
https://www.agrosavia.co/noticias/no-tanto-fierro-cuide-su-suelo
Autor: Daniel Correa Villada
Antioquia, Colombia
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